UNA PLAZA CUALQUIERA
Vagabundos en la noche
sorpresa fácil en el horizonte.
Vislumbrar todo lo que hay que andar y sufrir
y después reandar sin descanso.
Tertulias diáfanas donde todo se consume
como el humo de un cigarro
olvidado sobre la acera.
Junto a las palomas del parque,
esas sucias aves carroñeras,
se pasean los perritos dictadores
que obnubilan y confunden las ansias
de sus dueños, ingenuos espectadores
que creen tirar de la correa.
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