INVIERNO (1997)

INVIERNO

Hoy ha vuelto a llover.
En medio del viento frío
las caóticas gotas siguen su danza.
Caen y al morir aplastadas
su sangre que es sólo agua
se convierte en un preciado bien
para las plantas.


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Quién sabe desde dónde sopla el viento
cuando al amanecer me hace lágrimas
en los ojos y me veo sentada
junto al mar mirando el horizonte.


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La velocidad en la autopista
hace temblar mi cuerpo,
las líneas discontínuas brillan
en el mojado asfalto
y el neón naranja ilumina el cielo.
Lloro por el viento que me estruja los ojos
y pienso en cosas que jamás
contaría a nadie ni estando sola.
Ese ruido ensordecedor de furia y motor de fuego
me hace ir más y más rápido.
Creo que voy a estrellarme
contra mi propia agonía
para mutilar esta existencia lenta y caduca,
sin rayas discontínuas
donde se me está prohibido adelantar.
La vida, un semáforo en rojo
la mayor parte de las veces.

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MISERIA

Trozos de historia han caído en mis manos.
Esta noche el reloj del tiempo
se llevará consigo corazones
que no soñarán jamás.
Nacer para morir
¿qué sentido tiene estar arrodillado
rezando plegarias a Dios
y haciendo zapping cuando lágrimas infantiles
caen sobre esas hambrientas y oscuras mejillas?

En una mesa se sentarán
los quince o cuántos sean.
Se sentarán para beber
de sus vasos limpios de cristal parisino.
Comentarán el frío que hace
y luego se estrecharán la mano.
Por si fuera poco,
desde sus palacios y catedrales
nos pedirán paciencia,
mientras la Historia nos escribirá
como cómplices de la muerte
de aquellos que sufren
delante de nuestras narices.

Miseria la nuestra, no la de ellos.
Bendita sea su pobreza
antes que nuestra avaricia.
Benditos esos ojos limpios e inocentes
que se están cerrando para siempre.
Bendita su estirpe y su historia,
la nuestra ya se ha escrito con demasiada sangre.


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HADES

Apenas anochece y se van
ya los gatos a pasear
por los caminos oscuros
y las tuneras laberínticas.
¿Qué estará haciendo mi felino
blanco y negro en la oscuridad?

Hades, dios de las noches más oscuras,
ronronea suave y meloso,
quién sabe, tal vez para cazar.
Pero no estará jamás solo
entre las tinieblas.
Hay unos maullidos dulces
que lo acompañan.
Es ella, su alma Inmortal.


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El frío de enero se ha clavado
en los tuétanos de mi espalda,
sólo una mano caliente, la mano amiga,
puede aliviar este dolor
que me molesta y no para.
Pero no hay tal mano,
debe ser de aire
cuando la imagino sobre mi piel.
Esta hecha de nada, de viento, de frío,
amiga de lluvia y de mi espalda.


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CARNAVAL

Con ropajes misteriosos
se han cubierto las máscaras.
Es ésta su época dorada.
Les toca cambiar de disfraz
y ponerse otro más ostentoso,
pues el que llevan el resto del año
no brilla tanto bajo los focos.
Se quitan el capullo de seda
pero no para lucir sus alas vistosas,
los muy gusanos se compran
entonces, otras máscaras
más acordes con la moda.
La moda de fingir lo que piensan y sienten,
aunque tras las máscaras
lloren por las mismas cosas.

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La lluvia y el frío me han helado el espíritu
y ni el viento ni el calor han conseguido agitarlo.
¿Esto se llama depresión de fin de siglo ó nihilismo?
Yo sólo sé que mientras el tiempo pasa
y cada uno va a lo suyo,
yo me quedo aquí parada,
soñando siempre con lo mismo.


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HASTÍO

Su voz sonaba incesante
y acusaba mis oídos,
me acordé de lo escrito en la pared
y fingí estar escribiendo
algo más interesante
que estas absurdas y sinceras palabras.
Se va acercando,
ni siquiera levanto la cabeza.
Ha estado a punto de verme.
Me he equivocado escribiendo
y casi me pillan en las nubes.
La profe explica muy cerca de mi,
otros preguntan las dudas,
yo paso.
Me aburro, hoy la clase no me va
aunque me divierte ver las caras
aburridas de la gente.
Da igual, ya son las doce y cinco.


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Algo hay en el aire que me impulsa
a seguir tu recóndito rastro.
Algo que me arrastra desde lo invisible
y que va más allá de mi voz. 125
Ni las arenas movedizas de esta playa
pueden detenerme.
Ni tampoco las miradas
que me juzgan desde la orilla.

Necesito creer que es cierto lo que busco
y que eso me espera.
Miro mis piernas cubiertas de sal y algas
y me avergüenzo de ellas
porque no saben dirigirse a tu encuentro,
allá a lo lejos,
más adentro de las apariencias,
demasiado intangible para mi
y mis angustias inconfesas.

Quiero una profecía
que me aparte de las algas,
del cemento y de los libros.
Algo más que una creencia,
una fe extraña con los ojos cerrados
y la mente abierta,
caminar en busca de nada
y encontrarte en la vereda
junto a las cosas inciertas.

Y llorar y reír como una estúpida
con síndrome de abstinencia,
que es esta agonía loca
que llevo por dentro
y que me mantiene despierta.
Y sentarme a observarte en silencio
sin que nos miren los de afuera
y hacerme por fin dueña de ti
sin saber lo que eso conlleva,
qué más da, si tenerte es lo que cuenta.


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Frío invierno en las Islas Canarias,
frío donde el sol canta
la canción ronca del viento.
Frío entre el overbooking y las hamacas,
frío en mis manos y en mi aliento,
frío en mi mente y en mi alma.



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Hola. Juguemos a las adivinanzas.
Estoy aburrida .
¿Quién soy?
Navego entre mares bravos
y no llego nunca a la orilla,
cuento estrellas
y lloro risas a hurtadillas.
Soy una sombra que flota
en esta parte del barco
junto a la quilla.
Soy más fría que este mar de invierno,
que esta playa y su orilla.
Soy hija del viento
pero hija cansada y marchita.
Soy una nube que pasa
y al verte se troncha de risa.

Hola, ¿quién soy?
Soy una ola sin hache,
un chorro de agua salada y fría
que muere sin llegar a la orilla.


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Voy de aquí para allá
perdida entre nubes y mundos escritos
donde las letras se tornan golosas
y el cielo infinito.
Un ave que cruza volando el papel,
tan sólo un mosquito
Un soplo de aire sobre mi piel,
tan sólo un suspiro.
La luz, una lámpara más
y este cielo blanco
hecho de un árbol ya muerto
se prepara para dibujar
más nubes y más letras.
Este paisaje infinito dice mucho
y no me dice nada.
El sueño me hace ver nubes y sombras
en una simple hoja blanca.
Tal vez el bolígrafo,
la pluma del mar,

me lleve con su tinta
a otro paisaje escrito
donde pueda soñar.


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Debiera decir me marcho
y abandonar en silencio este lugar
cargado de recuerdos tristes y lejanos.
Debiera esperar de nuevo al viento
y marcharme cabizbaja
como hice tiempo atrás.
Ay, la vida.
Sigo anclada en este espacio
por rutina y por nuevos intereses.
Quién sabe,
a veces todo se pone de tu parte
cuando ya tienes por costumbre
enfrentarte a todo.
Ni el orgullo ni la esperanza
me han traído aquí
ni me han alejado tampoco.
Sólo la costumbre y el añorado silencio
que he descubierto en este hermoso lugar.
En esta callejuela del pasado y del presente
ya no quiero reír, llorar o amar,
sólo descansar.


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LOS MUROS SON COSA DE TONTOS

Difícil es escuchar a los muros hablar,
a los locos no pensar
y a los tontos ...
¿los tontos?
Los tontos somos todos,
somos cerrados como muros
y estamos un poco locos,
creemos las mentiras
y de vez en cuando,
nos hacemos los sordos.

Nos pintamos máscaras de inteligencia,
de solidaridad, de hipocresía.
Pero somos todos igual de tontos,
unos, eso sí, más tontos que otros,
- paradojas de la tontería -,
hasta el más tonto sabe
que no hay listos infinitos
ni tontos totales.
Hasta los muros tienen sus límites
y los locos lo saben
aunque no los puedan atravesar.
Y quizás esos muros
se los hemos puesto nosotros,
igual de tontos, igual de locos,
y tampoco los sabemos cruzar.
Dicen que las paredes oyen.
¿Hablarán los muros a los locos
y a los pocos tontos que saben escuchar?


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El invierno tiene luces falsas y ruidosas,
de colores y de sueños,
también de disfraces y otras cosas.
El invierno se compra en escaparates
de diciembre y se rebaja al mes siguiente,
luego se engalana en febrero y sale a la calle.
El invierno se viste de paño y franela,
luego de sedas y terciopelo,
para ser después una simple tela
a la que se le cosen plumas y lentejuelas.
El invierno es hasta dinero, fútbol,
exámenes, regalos y caretas.


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¡Ay, qué risa me da, esta nube loca
que me descubre el sol al pasar!
Dejo por segundos la conciencia en blanco
atenta sólo a lo que siente mi piel
al calor de sus rayos.
¡Ay, qué pena me da!,

otra nube y ésta es gris.
Ahora viene brisa y aire fresco,
vuelve la conciencia al espacio-tiempo,
hace frío, hace viento.
Estoy en Tafira y es pleno invierno.


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Apenas treinta días y acabará este invierno
que se me ha ido tan frío, tan loco y tan tierno.
Sólo un mes y será la primavera,
y lo más importante en mi vida
como siempre, espera que te espera.