miércoles, 2 de mayo de 2007

FELICES SUEÑOS (1998-1999)

FELICES SUEÑOS



I

Siento que son muchas las palabras,
las que se agolpan en mi espíritu
y mis ganas de dormir las vencen.
La luna me está hablando
con sus azules ojos y su faz tierna.

Los hijos de los inmigrantes
se preguntan el porqué de sus desgracias.
La gente a mi alrededor sonríe
y trata de buscar la paz.

Me entrego ausente a mi desgana,
me cansa dar todo con los ojos cerrados
y ser evaluada de la misma forma
que aquellos que sólo sonríen.



II

Las dificultades vienen y van,
me persiguen agitadamente
como si fueran un loco asesino.
Necesito tiempo para pensar,
para poder gritar tu nombre
y socorrer mi silencio.

¡Libertad!

Esta rutina de dejar atrás la adolescencia
y hacerse mayor a pasos agigantados
puede agobiar a cualquiera.
Tanto tiempo deseando
que mi voz se escuche
y luego te das cuenta de que ellos
son los primeros que prefieren callarse.

Da igual, yo a lo mío,
me he propuesto no ser mediocre
y no hundirme en la monotonía
que ellos han inventado para su beneficio.
Ya soy consumidora de muchas cosas,
no tengo por qué añadir a la lista
la sensación de ver
cómo se escapa el tiempo
y todo sigue igual.




III

Dicen que hay un pensamiento único
y que todo lo demás es utopía absurda
y que vamos camino de lo inevitable.

Me pregunto qué será lo inevitable
para gente que defiende que el destino
se lo tiene que currar uno mismo.

El sonido de lo que está de moda
flota por las calles llenas de individuos
que buscan y persiguen algo suntuoso
en esta época de sumisión e ignorancia.

De nada sirve el mito del progreso
o la creación de santuarios electrónicos,
hemos renunciado a los dioses del pasado
a cambio de inventar otros nuevos.

Ya no existen los héroes de antaño
que empuñan su espada y mueren
para defender la justicia y la libertad,
ésa se la tiene que buscar cada uno
en este neoliberalismo, la neoesclavitud.





IV

Arden las selvas del gastado mundo,
no importa, sacarán provecho de las cenizas
y también de las nuestras, por supuesto,
nunca antes la muerte, la simple muerte,
había tenido un precio tan alto,
pregúntaselo a los países moribundos.





V

¿Qué nueva pócima vendrán a vendernos,
a sumirnos de nuevo las conciencias
en un frágil y envenenado sueño
cuando todos descubramos esta mentira?



VI

El huracán sólo vino a recordarnos
quiénes son los que lloran
con un nuevo e inmenso mar de lágrimas.
Ahora hay voces que piden
que se perdone la deuda, ¿qué deuda?
¿la que todos arrastramos dentro?



VII

Llega el año de los nueves,
el año en que se supone que todo irá a mejor.
Hasta el euro nos acecha
mientras el internet y los ordenadores
explosionan nuestras vidas.

Y los pobres siguen siendo pobres,
venga un huracán o no.
Al menos aquí llueve.
Y esta lluvia y su viento y su nieve
son agradecidos regalos.
Me pregunto cómo dormirán en las chabolas
y en la calle en las noches de lluvia.

Mientras, los encorbatados
disfrazan sus irresponsabilidades
con novedosas parcelas de césped,
como si la pureza fresca de la hierba
acallara las conciencias y atrajera al turismo.
No olvidemos que estas apariencias
se riegan con aguas residuales.

Y sigue caminando el almanaque,
menos mal que, por ahora, la lluvia
lo ha mojado de esperanza.



VII

EL BOTÍN

Los despojos del enemigo
se esparcen por doquier.
Todo está cubierto
con hiel de sus mentiras.
Violan y asesinan
cuando la respuesta
está más allá de sus podridas armas.

Bajo los rancios uniformes
se esconde el oprimido
que ansía transformarse en opresor.
La neblina y el viento
corren por las laderas
de un país miserable.



IX

Venga,
vamos a buscar la oscuridad
adentrándonos en el sucio túnel
donde mataron la inocencia.
Déjate llevar y enfángate
En nuestra pocilga de colillas.
No hace falta ir a la escuela,
siempre hay tontos por ahí
que se dedican a repartir
su infinita misericordia.
Sueña conmigo esta noche,
enano.
He matado tu niñez.



X

No hay que conformarse con nada,
ni siquiera con ser inconformista.




XI

Pienso en todo lo que transforma,
en toda dicha ausente,
sin color, nombre ni forma,
tu cuerpo efímero y presente.



XII

Palabras, palabras, palabras.
Más palabras.
Sonidos que rebotan en mi conciencia,
en esta bóveda frágil y altiva
que es mi cerebro.
Regálame más palabras,
me las voy tragando despacito,
después jugaré con ellas
y tiraré las que no me gustan al retrete.
Así funciona hoy la política.



XIII

Hadas que danzan fugitivas
en el humo de tus labios.
Mejor callar y no mediar palabra.
¡Qué bonita es a veces la hipocresía!




XIV

No existe signo que no evoque
un pasado impreciso.
La figura que emerge del agua
cierra mis ojos y enfría mi piel.

Ni la noche con sus sombras chinescas
es capaz de imitar la esencia
de aquello que se desvanece
en algún lugar recóndito del aire.

El trazo de las líneas malditas
me coartan, me encaminan
hacia el fracaso.

La misma agua que calma mi sed,
aliviará mi ansiedad.



XV

No quiero.
No me apetece
dar la cara esta vez.
No me busques,
tus palabras
me embotan el cerebro,
estúpidas, aburridas.
Necesito que el viento
se aleje con tu voz.

XVI

Duele menos.
Ya no hay excusas para inventar
una verdad anhelada.
La única y gran verdad
que permanece sobre todas las cosas
es el tiempo.
Es el que, inexorablemente,
nos conduce a las consecuencias
de nuestros propósitos y acciones,
sea cual sea su preciado final.



XVII

Recorrer en silencio la noche,
buscando respuestas a tu olvido,
más allá del viento.

No encuentro una máscara apropiada
en este eterno baile de disfraces.
Será más fácil esconderse
y esperar a que el viento
del odio amaine en mi interior.

Pero ¿y qué?

El licor de la derrota sabe más
cuando es disfrutado
con una sonrisa hipócrita.

¿Qué sabrás tú del tiempo
si puede más que mi sombra,
si nos arrebata lo existente
y no divaga nunca por torcidos caminos?



XVIII

Dijiste que muchas veces,
el que la sigue la consigue.
Depende.
No sé si es mejor
mandarlos a todos al carajo
y de paso,
largarme yo también de paseo
o permanecer de pie
como estatua impasible
aguantando sus tragicomedias.
En fin, cada loco con su tema.



XIX

Duerme bien, cariño mío,
ahora que todo flota
y nada molesta.
Aparta la mirada
a quienes pretenden
darte lo mejor,
no vaya a ser
que te vuelvas agradecido ...
Deja que el humo se expanda
y te absorba el cerebro.
Yo, apareceré como un fantasma
en la neblina de la noche,
pero mis frías manos
no te tocarán jamás.

Duerme y sueña que eres libre,
mientras la angustia disfrazada
se apodera de tus ojos
y de los rincones insonoros
de tu hígado.

Duerme, cariño, y sueña conmigo.




XX

Cómo se nos agota el tiempo y las balas,
las razones, la comida, los sueños y el despertar.
La teleguerra apasiona a la vez que nos indigesta.
Todos tenemos nuestras frustraciones diarias
por mucho que nos disgusten. Aquí y ahora.

Los disparos en nuestras conciencias,
disparos de miradas,
disparos de amenazas de despidos,
disparos en la cola del Inem,
disparos de la droga,
disparos de Cupido,
todo se dispara,
hasta los precios.

Hay una guerra, sí, es cierto.
Pero nosotros, los que vivimos en paz,
también guerreamos cada día
y, como a los refugiados, nadie nos acoge.



XXI

Menos mal que has venido a recordarme
todo lo que pensé un día hacer.
¿Cómo estás? A mí me va bien,
en medio de mi rutina,
pero si miro atrás y recuerdo
aquellas tardes de viento y arena,
no me quejo.

Recuerdo cómo jugábamos
a ver quién era más mayor,
más lista o más alternativa.
Recuerdo cuantas niñatadas
y luego cómo todos nos fuimos por ahí.

Los que nos quedamos donde siempre
hemos cambiado, pero ya no necesito
competir contigo ni aprender de ti.
Ahora todo se oye diferente.
Hasta tú, has perdido parte de tu esencia.




XXII

Se ha ido la luz hace poco.
Cómo nos deja inútiles
estos inconvenientes del progreso.

Cuando nace la chispa del ocaso en la montaña
el mar se retuerce absorto en sus mareas.
No se ven ya saltamontes por el camino.
De vez en cuando me acuerdo de tu nombre.
El gato, los pájaros, el mismo viento,
son sólo adornos del paisaje.
El viento ondea mi recién cortado pelo.

Vuelve la electricidad y todo
sigue igual que antes.
Felices sueños.


FIN

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