miércoles, 2 de mayo de 2007

LO NUEVO (1998-1999)

LO NUEVO





LO NUEVO

¿Qué es eso?
Es lo nuevo.
¿Y qué es lo nuevo?
El elemento desconocido
que sabotea todos mis esquemas.
El virus que se instaló
en mi ya complicada memoria
y ahora juguetea con mis archivos
de miedos e ilusiones,
de risas y ternura.
Lo nuevo eres tú.





Densos colores invaden
tu desnudez infinita.
El brillo de cien relámpagos
ilumina una lágrima semioculta.

El dios de los sueños
está presto a extinguirse,
el tiempo se fuga
por las ranuras del milenio
y todos hablan de muerte.
Nos estamos volviendo locos:
yo de esperarte y tú de esconderte.
No hay lunas ni mareas
que me borren las huellas
de tu recóndito rastro,
ahora que la brújula del tiempo
son mis dudas y con ellas decido
cuántos segundos debo dejar pasar
antes de aprisionarte con mi voz.





ES CURIOSO ...

Es curiosa la manera en que me miras
y cómo apartas los ojos para no mirarme,
es curioso cómo todo se me derrumba
y luego sin tu ayuda consigo levantarme.

Es curioso cómo nos hemos distanciado
y lo mucho que significaba estar presente,
ahora que nuestro orgullo nos ha alejado
sigo soñando con tu voz, ya más ausente.

En la noche oigo un eco lánguido y lejano
que me viene siguiendo desde hace tiempo,
parece que me acoge y arrulla con su mano
consolándome y cantándome en silencio.

Esta tarde a mi ventana
ha vuelto mi amigo el viento.


Te conozco cuando te deslizas
sigilosamente en mi mente.
Me he acostumbrado tanto
a tu presencia-ausencia
que sólo con oír tus pasos
a través del agitado viento
te espero con los ojos cerrados.

Yo soy un ente desconocido
cuando me transformas por completo
con tus contrariedades y tus sonidos.
Me gustaría esconderme sin miedo
en tus confusas profundidades
pero luego – qué risa- me acuerdo
que eres tú el que está escondido
en lo más profundo de mi.





Puedes verme a través de la brisa,
a través de los susurros del agua.
Búscame porque sabes que me hallarás
cerca e inaudita, como una novedad
que se aproxima y nadie es capaz
de percibirla y menos aún de atraparla.
Hay algo en tu piel que me pertenece.






Intenta adivinar si te atreves
lo que ahora estoy pensando.
Se acerca la lluvia que limpiará
el polvo de mis zapatos
y todo parece tan natural, tan inevitable,
que siento esa mirada clavada en mí
como si se me juzgara
por querer ser indivisible, impaciente.

El mañana grita en mi ventana
con su voz imaginaria y terrible.
Sólo el viento entiende su mensaje.
Mis manos tiemblan de frío
mientras camina el almanaque
hacia otro fin de año tan confuso
y misterioso como el anterior.
Intenta adivinar si te atreves
lo que ahora estoy pensando.





MAGNUM

Si se pudiera comercializar
el veneno de la angustia,
ya existiría un vorágine mercado
en torno a mis supersticiones.

Es curioso cómo nos enfrentamos
a la luz sin salir de las tinieblas.
El ocaso nos ofrece sus manos
como un dios maldito y hechicero.

Hay curvas en tu piel que quiero
explorar y no me atrevo,
es acaso por ello que divago
en difuminados pensamientos
cada vez que la humedad me retiene
con su fuerza irracional y me absorbe.

Hay todo un mundo por explorar ahí afuera
pero me gusta encerrarme en esta lobreguez
para cantar con susurros
tus ondulaciones tortuosas,
tu siniestra inocencia
y tu adorable juventud.

Dejemos que otros
adoren a los magníficos,
tú con tu extraña ausencia
eres esta noche mi dios.




EL BESO MALDITO

Los labios se juntan, se cierran los ojos,
comienza el beso maldito, el beso rojo.
Las dudas se ciernen sobre mi impaciencia
y el beso las aplasta con su pura inocencia.
Se seca la saliva, se va con ella la emoción,
no hay ternura, rota se ha matado la ilusión.

El beso maldito me aplasta las sienes
me obliga a desconfiar de lo que tienes,
de lo que me ofreces o me puedas dar,
porque veo lejano que me vayas a amar ...
Esta vez te has superado.
Ha sido todo un logro:
me has dejado hablando sola
y sin comprender tu silencio.

Maldito reloj,
qué rápidas se van tus horas
y con ellas mis días.

Enséñame a ser más fuerte
y a no esperar lo que no llega
porque él tiene cosas mejores
que hacer sin mi presencia.





RELÁMPAGO

Más y más laberintos
y esta lluvia que no cesa.
Calles, coches, relámpagos,
ningún trueno en el cielo.
Sólo tu olvido y mi voz.

¡Qué deleite es el claxon
cuando yo lo aprisiono
como si fuera una bofetada
en tu invisible rostro!

Una bofetada que se transforma
en caricia, de ésas que tú sabes.
¡Ay cuánto poder tienes en la noche
para resurgir por entre las sábanas
flotando como un espíritu frágil
entre el sueño y el olvido!

No sé si da más miedo tu ausencia
que correr a ciegas sin mirar atrás
por estas calles estrechas
con muros blancos y desconocidos.

No se oye ningún trueno,
sólo avisa el relámpago con su luz.
Me estoy quedando sola.





No es ningún crimen ignorarte,
tampoco lo es dejar pasar las horas
imponiendo una frontera
de humo y silencio en la tarde.

El teléfono no sonará esta vez
porque no me da la gana,
porque paso de salir a la calle
a buscar el infinito, lo tuyo.

Y mi lánguido aburrimiento
se retuerce olvidado,
sin nada que hacer y mucho que decir.

El tiempo es la gran mentira
y también la gran verdad
que me acerca y me aleja
de tus inexorables pasos,
a la vez que cantas en la noche
dejando un rastro de humo y desconsuelo
cerca de mis tristes, cansados ojos.

Y el viento se ríe del frío de mis manos
pero he decidido abandonar los caprichos
y hacerme transparente para conseguir
tal vez lo que ando buscando
en la materia y es intangible: tu voz.





RECORDANDO LO ESCRITO

¿Dónde está la belleza pasada de las palabras?
¿Dónde se quedó aquella inquietud
por buscar la perfección de la rima
y la concordancia con el contenido?

Ahora parece que escribo con rabia,
como en un golpe de marea,
mojando las rocas y arrastrando todo
hacia el fondo marino de la mente
para luego devolverlo a la superficie,
exhausto, regalado y verosímil.

¿Dónde está aquella, mi dulzura,
el poder sentarse a soñar por las tardes
en páginas de colores y libretas
con ojos tiernos de miradas sempiternas?

Ahora parece que se fue aquella ilusión
de levantarse para buscar una sonrisa
y acabar el día con lágrimas de confusión.
Se me acabó, por lo que veo, la adolescencia
llena de inocencia y de esplendor.
¿Dónde está aquello que con tanto afán
yo buscaba y nunca conseguía encontrar?
Siento que los años no me hayan dado
la respuesta a lo que aún sigo esperando.





No basta sólo con inventar
un gran escenario si no estás,
si los pájaros vuelan desorientados
y la contaminación anda acechando
a las últimas mariposas,
a esas inocentes soñadoras
que revolotean ante nuestro aburrimiento.

Ahora no sirve llorar ni echar de menos
las frías noches entre tus brazos.
Sólo el sol sabe qué es lo que necesito.
Hace años que intento oír su incauto mensaje
pero no entiendo su idioma,
no sé descifrar aún los escarbados símbolos
de su dorada mitología.

Me pregunto para qué podría servir
adentrarme en lo verde, en la espesura
de tus jardines sensuales y misteriosos
si no consigo eso, sí , eso,
lo que ando tanto tiempo buscando
y que sé que no está en tu piel.


Ni en los ecos diáfanos de tu voz
ni en mis sueños, ni en el viento.
Si mis anhelos van más allá
como algo enfermizo, ingenuo
y que tal vez es más desconocido y más cercano
que esos rayos de sol
que me ciegan y nutren cada día.

A veces me pregunto para qué sirve rezarte
si no te apareces como milagro,
ni hallo consuelo a tu ausencia.
Al menos las mariposas saben
que vuelan para posarse en una flor,
que morirá como ellas también con el tiempo.





No se puede jugar con el amor.
Somos tarde o temprano
prisioneros de sus invisibles hilos.
Pero ¿qué es amor?
Amor es, tal vez, echarte de menos,
querer buscar tu sonrisa a través del viento
y no quedarme aquí amargada,
soñándote en el silencio.








SIROCO

La calima desciende desde el cielo
hasta lo más hondo de mis células.
El aire pesado me recuerda
aquellos besos que no volverán.
Y aquel lugar permanecerá intacto
bajo el obstinado sirocco de la noche.
Hay caminos que reaparecen tímidamente
con el inevitable paso del tiempo
y yo emprenderé mi viaje con tu imagen latente
mientras avanza el cálido otoño.





Otro año más que nuevamente se termina
Y con él la inevitable mirada hacia lo ocurrido
Para comprobar si en medio de esta rutina

Hay algo que sí merezca la pena celebrar,
Como las dulces sensaciones que he vivido
fruto de ese amor inocente que no sé olvidar.




Es posible un adiós
perseguido por el viento,
en la cumbre de tu nombre,
en la cima de tu olvido.
Bajo los puentes enlodados
del barranco, te diré adiós.


fin

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